Hoy es otro día de calor en el que alcanzaremos los 26ºC y más, y pensamos que un recorrido por el valle del río Color al que ya teníamos echado el ojo estaría bien.
Desde Sevares (Piloña) , por la carretera que va a Ponga, un desvío nos sube a la collada donde se asienta el pueblín de La Matosa, a caballo entre valle del río Tendi y el valle del río Color.
Una buena pista nos lleva hacia el fondo del valle, con la sierra de Pesquerín cerrando la ladera Oeste del valle.
Al Norte la Peña Priede ó Los Toyos
Hay un tramo largo en que la pista va alta sobre el río y la vegetación no deja verlo, sólo el sonido del agua llega hasta nosotros.
A medida que el camino se acerca al cauce, después de una estrecha foz, ya se ven las pozas y la corriente saltarina del agua.
Se llega a una apertura del valle; hacia lo alto, después de las praderías, un camino nos permitiría hacer una ruta circular subiendo al pueblo de La Canal para volver a La Matosa. Pero preferimos seguir por la sombra y el valle siguiendo el río.
Una solitaria cabaña con un gran prado cercado a la vera de la pista |
Se acaba la pista y un puente cruza junto a un prado y cabaña; nos refrescamos a la sombra en el río y seguimos por la orilla.
Se puede vadear o cruzar por este puente; aquí el río Color viene de una estrecha garganta donde no hay paso, pero el camino comienza a subir por la vaguada de la derecha ganando altura rápidamente.
Y se sale a un alto con praderías inclinadas y alguna cabaña; la traza del camino se disemina más y quedan dos opciones: bajar al cauce del río -por donde oímos a algún ganadero juntando las vacas- o subir por la loma -es la vertiente del Cerro Niaño- en un sendero que se difumina entre las árgomas y al calor del sol de mediodía.
Así que decidimos volver a la sombra del bosque y bajar de nuevo al río para tomarnos ahí el descanso.
Y después de descansar y comer a la orilla, y de hablar con las únicas personas que nos cruzamos, un ganadero de las vacas que veíamos arriba y dos ganaderos que bajaban de atender sus cabras, volvemos sobre nuestros pasos.
Son momentos de disfrutar de los detalles que a veces nos pasan desapercibidos cuando tenemos la vista puesta en las cumbres de las montañas.
Ojos misteriosos que nos observan desde el talud.
Un esculibierzu -en castellano lución o culebra de cristal- en realidad un lagarto sin patas.
Y así volvemos de nuevo a La Matosa, donde después de darle un vistazo a pueblo y a sus panorámicas hacia el río Tendi y la Collada Moandi damos por acabada la ruta de hoy.
Plantas de capuchina, un tanto secas al sol, pero muy útil en las huertas |
Valle del río Tendi |
Y con esta vista de lo intrincado de estos profundos valles a los pies del pico Vízcares y el vídeo resumen de la actividad sólo os queda daros
¡ un saludo, amigos !
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