sábado, 31 de agosto de 2013

El Curavacas ( 2520 m )

     Esta es una ascensión que teníamos interés en hacer desde hace tiempo por distintos motivos. En 2012 nos acercamos Aurora y yo a verlo desde Aguilar de Campoo donde estábamos de vacaciones; José Manuel tambien tiene ganas y me pincha desde hace tiempo para venir este verano. Sólo nos hace falta un día bueno, un coche nuevo como el que estrena Jose y ... ¡un Tomtom para no perdernos por las carreteras palentinas!.
     Bueno, allá va esa crónica.


     Por fin llegamos a Vidrieros, después de varias horas de coche y algún despiste en un par de cruces. Son ya las 11:30 y del frío de la mañana estamos pasando al calor del mediodía.


     Un vistazo al Curavacas miestras un montón de golondrinas se defienden de la pequeña rapaz que las molesta. ¡Ejemplo a aplicar en la vida y en la política!.


      Salimos del pueblo por la pista junto a prados ya agostados, cruzamos un puente y a la derecha todo para arriba. Como el Curavacas está tan a la vista sólo queda subir el camino tan trazado por el paso de la gente cuesta arriba.


     Un serbal cargado de frutos y detrás el bosque de robles característico de esta zona alta.


     Este tramo avanza en ligera pendiente junto al arroyo que baja del gran canchal del Curavacas; subir a la sombra oyendo el rumor del agua es un goce que pronto dejaremos atrás.


     Las últimas praderías que atravesamos antes de llegar a la zona  cubierta de escobas o piornos como las llamamos en Asturias.


      Esta foto es un resumen del paisaje: robles, serbal con frutos, pradería agostada, piornos y detrás el pedrero de cantos rodados y la roca de conglomerado con líquenes tan característica de esta montaña.


     El último frescor del agua, justo antes de que la pendiente vaya aumentando cada vez más al llegar a los pedreros.


     Ganamos altura avanzando entre los piornos y el pedrero, dejando atrás el valle con las praderías y el bosque.


     Aquí el ritmo va bajando a medida que se empina el pedrero; miras atrás y vas viendo que aunque ganas altura poco a poco ...


    ... para arriba aún queda pedrero y más pedrero. Primer objetivo: al llegar a la base de la pared negra haremos un descanso para beber algo.


     Y en este momento de descanso, sin ruido y sin gente bajando, vemos cómo cruzan el pedrero un par de rebecos jóvenes, que cuando nos ven a nosotros echan a correr.


     De nuevo para arriba afrontando la parde empinada de este Callejo Grande que es la subida más habitual al Curavacas. Sabemos que nos vamos a empezar a cruzar con la gente que empieza a bajar de la cumbre porque hoy somos los últimos en subir por aquí.


El numeroso grupo que baja de la cumbre empieza a aparecer





      Subo un poco más rápido venciendo el cansancio y rabiado por el calor y lo pesado que se me hace este último tramo de la ascensión; después de cruzarnos con esta gente con la que hablamos, intercambiamos bromas y demás, una vez superado el callejo tengo que pararme a reposar unos minutos mientras Jose sigue a la cumbre.


     Pero queda todo superado y en la cumbre aprovechamos unas banderas de oración budistas para hacernos las fotos de rigor.

Jose con el fondo de las otras cumbres del Curavacas y con el Espigüete detrás
Los dos en la amplia cumbre con Picos al fondo
 

  ¡Que magnífica vista hoy del macizo Central y del Oriental de Picos de Europa!


     Miras primero a lo lejos para apreciar luego la belleza cercana: las crestas del Curavacas y más lejos otras altas cumbres de la montaña palentina, del Pico Murcia a Peña Prieta.


     Y justo a nuestros pies  el Pozo Curavacas; por el valle se oyen las esquilas de ovejas.


     Asomándome hacia la subida veo el resto de la cresta de este extenso Curavacas  y la canal del Vallejo Grande que subimos.


     Bajo la cumbre los canchales de piedras sueltas, la zona de bosque y el valle donde está Vidrieros; más lejos Triollo y el pantano de Camposagrado.


     Estamos un buen rato en la cumbre; llegamos a hora tardía pero se está a gusto aquí. José Manuel llama mi atención con una de sus poses favoritas de cumbre. ¡Es el momento para que hagamos un poco el ganso!




     Son las 15:00 y somos los últimos en la cumbre. Casi no apetece bajar, después de lo que costó subir y de lo bien que se está ahora aquí. 


     De todas formas, para abajo, pues. De la cumbre al callejo que separa las dos vertientes ...


    ... y vista al Callejo Grande; abajo con precaución de no resbalar y no soltar alguna piedra. Delante de nosotros bajan despacio Fernando y Esperanza, con los que habíamos coincidido en la cumbre, y  poco a poco bajamos los cuatro.


     Un buen rato después, una vez relajados del descenso del pedrero, seguimos bajando entre bromas y con la locuacidad de Jose, que no se cansa ni de andar ni de hablar.


     Una vez bajados todos los pedreros, ya en la zona de piornos, alcanzamos a Rosa, que se une a nuestro trenecito para seguir bajando juntos. Rosa lleva desde muy temprano caminando hoy y el cansancio ya va haciendo mella. ¡Jose la anima a su manera, provocándo su risa cuando se mete con ella diciendo que no llegó a la cumbre y que salió de un mato!.


     El frescor del arroyo cantarín nos anima a seguir; además ya llevamos un buen rato pensando y hablando de la cervecina con gaseosa que vamos a tomar en  Vidrieros.


     Y aquí, una vez en tierra firme al lado de Vidrieros, hago esta foto de mis compañeros de hoy. Jose de Veguín, Rosa de Gijón incorporada en el último tramo de la bajada, y Esperanza, de Granada y Fernando del País Vasco con los que bajamos desde la cumbre.

     ¡Lo que la montaña une en un buen día montañero se corrobora delante de unas cervezas en el valle!




     Y la tarjeta de cumbres del grupo con el que coincidimos, las Xanas de Trubia, con el que salen en ocasiones nuestros compañeros Isidro, Kilo y Rafa. Les devuelvo la tarjeta por correo como tengo costumbre hacer.

     Bueno, y esto es todo; sólo desear que disfruteis con las fotos y como siempre

¡ un saludo, amigos !

sábado, 3 de agosto de 2013

Pico Bodón y Cueto Cabañas desde Llamazares (León)


     Aplazada la salida prevista por riesgo de tormentas por Palencia acertamos una vez más dirigiéndonos a los valles del norte de León; quedo con José Manuel en Villamanín para ir al Bodón desde Llamazares.


     Preguntamos en el pueblo por el inicio de la ruta y nos indican amablemente que cruzando el río empieza una pista que luego se bifurca hacia Redilluera y hacia Bodón.


     Sobre nosotros un hayedo cierra el paso a las colladas que separan este valle de Llamazares del valle de Valverde y Valdeteja. Al fondo del todo, el Bodón.



     Pasamos en una collada una nave para el ganado y continuamos pista adelante ...


     ... yo me distraigo a menudo con esos pequeños espectáculos de la vida ...


... donde dos especies de mariposas buscan sustento sin entrar en guerras.


     Sabemos que la pista va en horizontal sobre el valle y más pronto o más tarde hay que empezar a ganar altura; por lo tanto, en un sitio donde hay menos vegetación decidimos ir ascendiendo hacia la parte alta.


     Claro que eso no nos quita de algún que otro arañazo de rosales y cotoyas.

Preciosas y olorosas clavelinas
 

     Hacia atrás la collada de las vacas y el pueblo de Llamazares van quedando abajo ...


... y en nada empezamos a subir por la primera canal de piedra que encontramos para ir a ganar un collado sobre el valle de Valverde. 

Saliendo al collado
 

     Foto de"collado", no de cumbre; aquí paramos a beber y comer algo, pero enseguida continuamos la marcha.


     Una vez superado el mayor desnivel, el caminar ya es más cómodo por veredas marcadas por el paso de montañeros y rebecos.


    Espacios tan guapos como esta colladina que nos abre la vista a la cercanía de la cumbre, pero aún queda una  bajada, un flanqueo de los paredones que tenemos delante y una subida por otra canal a la cumbre.



     Dos cuevas muy conocidas por lugareños y pastores; la grande creo que se llama Cueva de las Horas por una curiosa abertura que deja pasar los rayos de luz a modo de reloj solar.


     Y mirando el camino que traemos se ve el flanqueo por toda la vertiente de Llamazares hasta que llegamos al último repecho antes de la cumbre.


     En la cumbre del Bodón (1957 m), con el valle de Llamazares a la derecha y a nuestra espalda la sierra hacia el Cueto Cabañas que queremos recorrer.


     Las vistas a la cordillera con Asturias como tantas veces bajo las nubes; destaca en el centro el pico Huevo de Faro y a la derecha el Agujas ya en San Isidro; a nuestros pies Valdelugueros.


   Difuminadas por la calima las siluetas de los montes de Riaño y más lejos aún la montaña palentina de Peña Prieta al Espigüete.


     Al sur la llanura leonesa, el valle de Valdeteja y el desfiladero del río Curueño ...


... y más al oeste entre Valdeteja y Valverde, con las altas praderías de Sancenas y el Cueto Calvo por donde anduvimos Aurora y yo en junio; otro acierto de recorrido.


     Miramos el cresterío que queremos hacer hacia el Oeste para llegar al Cueto Cabañas al final de la sierra; sobre una hora, pensamos (luego nos llevará hora y tres cuartos; son muchos sube y baja).


     Y metidos en harina recorremos a la inversa el camino de nuevo al Collado de Valverde; por la canal directa sube un grupo de cinco personas a las que saludamos - a voces, claro -. Luego los veremos desde lejos llegar a la cumbre del Bodón.


     Aún nos queda lejos el Cueto Cabañas, pero aguantamos las ganas de comer algo para llegar a la cumbre y hacerlo allí: ¡error, casi desfallezco!. Tenía que haber picado algo.


     Siempre mejor por la ladera que da a Llamazares, con buena senda, aunque nosotros fuimos aquí por la de Valverde.


     Una costumbre mía es mirar siempre atrás, para ver el recorrido que llevamos, las opciones por si hay que retroceder, recordar los paisajes desde otra perspectiva ...
     

... y hacia adelante, claro, para ver lo que falta.



     Ya os digo que se nos hizo más largo de lo que calculábamos el recorrido de la sierra entre el Bodón y el Cueto; aquí todavía nos faltaba un buen trecho ...

A la altura de Valverde de Curueño
 


     Afrontamos por fín la última rampa para llegar al Cueto Cabañas; la táctica para conseguirlo fue contar siempre más de 50 pasos seguidos ... aparte de que José Manuel me anima siempre "venga Javi, que esto ye como los Dolomitas, por lo menos".


     Y así, de buen humor todo el día, y después de comer, eso sí, nos hacemos la foto en la segunda cumbre de esta guapa guapa sierra; aquí en el Cueto Cabañas, a 1904 m, con el recorrido desde el Bodón al fondo. ¡Precioso de verdad!.

El hórreo de buzón de cumbres y el Bodón


     El valle de Genicera, Lavandera, Pedrosa ... con el Cueto Calvo a la izquierda, el Fontún en el centro y la sierra que continúa  hacia Cármenes.


     Abajo Llamazares y la carretera hacia Lugueros, con la cordillera en la zona de San Isidro y ya más lejos la montaña palentina.


     Foto de cumbre; hoy sí, confieso que aunque cansado, llegué mejor a las cumbres que otras veces; a mi ritmo, eso sí, pero bien; ¡vamos, hecho un chaval!; ¿o será la camiseta que me trajo Olaya de Nepal lo que me hace un profesional?.


Té de monte


     Con buen humor y de broma, pero no se movía, no.


     Un poco más allá, desde el Collado Valverde, cojeremos la bajada hacia el bosque de hayas que se ve desde aquí, a la gran cabaña de ganado y al pueblo de Llamazares.


     Bordeamos hasta la collada y abajo ...



... y desde el principio del bosque de hayas una mirada atrás, a lo alto, de donde bajamos.



     Por el bosque de hayas, resbaladizo y con mucho musgo y hojarasca ...


 ... a la cabaña de las vacas, en la collada ya cerca del pueblo.


     Por aquí pasamos por la mañana y teníamos así de lejos el Bodón.


 
     Hoy no acabamos aquí ni nos sobrevolaron los buitres a ver si tenían algo aprovechable. ¡A seguir acabando bien las rutas, con buen pie y con mejor humor!


     Y con una vista desde el sur, por la carretera entre Valdeteja y Valverde, de la sierra entre el Cueto Cabañas a la izquierda y el Bodón a la derecha y esa larga sierra entre los dos os dejo esta crónica que espero que disfrutéis.
¡ Un saludo, amigos!