martes, 28 de junio de 2022

GR-105 Camín a Covadonga (etapa 4) de Puente Miera a Espinaredo (Piloña)

 


     De nuevo en Puente Miera (Infiesto), para continuar las etapas de este GR-105 Camín a Covadonga. Hoy me acompaña Aurora porque le parece que el recorrido va a ser más entretenido que sólo por pista o caminos. Pronto veremos si acertó o se equivocó.

Hórreo cromático en Puente Miera


     Apenas unos metros adelante se toma una senda a la izquierda; sigue coincidiendo el trazado del GR-105 con el GR-109 Asturias Interior, caminos naturales.


     Aquí ya está el camino más despejado, pero al principio la hierba alta, las ortigas y los escayos -o zarzas- nos dieron el trabajo de tener que desbrozar el camino con los bastones de montaña.



     Comenzamos a ver prados de siega y es que ya nos estamos acercando a Fresnedal; lo cierto es que este camino que sigue el GR está ya sin uso por la gente de aquí, de ahí su abandono.

El lavadero en Fresnedal

Una curiosa piedra de afilar a manivela


     Y atravesamos los dos barrios de Fresnedal, con hórreos, cuadras y casas, algunas de ellas muy bien cuidadas.


Gente jóven trabajando en las huertas de la era de Fresnedal.



     Y en el pequeño lavadero un ejemplo de un artesano, que supongo de aquí, aficionado a la talla de madera que preparó también esto para que el panadero lo tenga fácil para repartir el pan. También trabajaron en la reconstrucción de la capilla del pueblo donde hay alguna talla.



     Mirando atrás se ve el valle al fondo por donde baja de la Varallonga y Les Praeres a Puente Miera que recorrí en la etapa 3.


     Un corto tramo por carretera en Fresnedal y enseguida se coge un camino a la izquierda; parece ser que antiguamente hubo alguna mina -Mina la Basconia-.


     Nos fijamos en este pollo dando sus primeros pasos libre por el camino por donde vamos; no se asusta mientras intenta pillar algún insecto. Para mí, si ya es difícil reconocer a los adultos, mucho más a las crías de pajarillos.

El rocío aún en las plantas


     Seguimos por un camino que conserva en tramos el empedrado original; va trazando algunas zetas subiendo al lado de un arroyo que separa la parte más rocosa del valle de los pocos prados que hay por la subida.


     Y justo cuando paramos a la sombra para recuperarnos del esfuerzo de la pendiente y del calor húmedo del día, nos fijamos en que el sendero GR cruza el arroyo y deja el camino empedrado.


     Se convierte en una senda embarrada, con muchas huellas de jabalí, que se va acercando a las paredes rocosas que cierran el valle y sube en fuerte pendiente. De nuevo los bastones nos sirven para desbrozar el camino de helechos y ortigas que, al menos a mí, me van minando la moral y me hacen jurar en arameo por dónde va el trazado y cómo está de malo el paso.


     Menos mal que Aurora se lo toma mejor que yo, porque desde luego no es la mejor etapa para un día de gozar de la montaña, sino que es más bien de sufrir para llegar.


     Y cuando se acaba el terreno embarrado y empinado de la senda salimos a otro donde la humedad y el sol de esta primavera pasada hizo que los helechos alcanzaran alturas mayores que nosotros mismos.


     ¡Menos mal!, salimos a unas praderías en lo alto después del Pando Molino que nos hizo sufrir y tenemos buenas panorámicas; aquí reconocemos a La Chamoca y su ladera Norte de bosque allí al fondo.


La peña del Rebollón y el valle de La Marea que baja a Infiesto


     El camino se vuelve más amable, bordeando la pradería y dando vista hacia atrás a toda la extensión de la sierra de Peña Mayor.


    Por aquí vamos bordeando unas lomas y enseguida tenemos a la vista la Peña Busllar y la sierra de Trapa.


     Y un poco más arriba tenemos el Cerro Facéu y la peña Busllar; a esa zona accedimos desde la collada Arnicio viniendo de Campo de Caso.

La señalización a veces desaparece


     En la ladera se asienta el pueblo de El Tozu, aquí oculto en la espesura entre bosque y prados; nos llama la atención un pequeño núcleo de casería que destaca en el verde del bosque, que podría ser La Calechi, antes del pueblo de El Moru.



     Después de las lomas el camino se convierte en una guapa y fresca caleya, bordeada por prados y cabañas como las de aquí arriba.




     En estas señales estamos justamente sobre el pueblo de El Moru; llevamos mucho tiempo para recorrer 3.3 km desde el Fresnedal más 1.1 km desde Puente Miera; ciertamente estamos cansados pero charlando con un paisano del pueblo nos dice que el camino a partir de aquí es una buena pista ancha, y sabe que lo que llevamos recorrido está fatal comparado con lo que nos queda.


     Decidimos continuar poco a poco, para completar la etapa y no volvernos a Puente Miera. Desde aquí vemos el Cerro Facéu y en la ladera la marca del Camino Real del Sellón, que viene de Tarna y que conocemos en casi su totalidad.


     Desde cerca de la collada mirando hacia atrás tenemos el pueblo de El Moru, a la izquierda El Tozu y la línea de cumbres de la sierra que lleva a la Chamoca. 


     Y en la collada enlazamos con el GR-102 del Camín Real del Sellón que recorrimos hace ya tiempo bajando del Cerro Facéu con el grupo Fariu de Pola de Siero.

A partir de aquí camino fácil a Espinaredo

Casi no quedan restos de la ermita del Sellón (San Lorenzo)


      Y cambiamos de valle, ahora al valle de Espinaredo, y la vista se abre al pico Vízcares, la collada Traslafuente y el Maoñu y más a la derecha la Crespa o Tornos de Pandemules al que subimos hace poco Isidro, Rafa y yo.


     Y el verde paisaje que va de la Peña Castiellu al Cerro Facéu me trae recuerdos de hace años en un recorrido que hicimos subiendo de Riofabar a Ligüeria y de allí al Castiellu, cruzando la sierra de Xiblaniella, y subiendo al Facéu para bajar por donde estamos ahora.


     No comenté que desde la collada estamos bajando por una pista con el piso de gravilla compactada, por la que llegamos a este cruce; a la izquierda, de nuevo por sendas, baja el GR-105 hacia Rozapanera; a la derecha sigue el GR-106 por pista a Omedal. Optamos por esta segunda opción más sencilla de caminar.


     El valle por donde bajamos hacia Espinaredo; el GR continúa por esa vallina de praderías verdes donde se asienta Porciles. Al fondo se ve, con alguna nube por encima, la sierra del Sueve.

Cabañas con el Vízcares de fondo

Portilla con herradura de buena suerte


El Vízcares se va cubriendo con alguna nube.


     La pista de gravilla desemboca hacia la derecha en este buen camino para llegar a Omedal.



     Y desde Omedal, ya con los pies cansados, la inercia nos hace seguir cuesta abajo estando cercano ya el final de la etapa.


     Aquí en este cruce se vuelven a juntar el GR-105 con el GR-109, sólo nos queda el último tramo hasta llegar a las primeras casas de Espinaredo, por donde pasamos hasta llegar al entronque con la carretera que sube a La Pesanca.











     Y cruzando el río llegamos a la plaza donde está la iglesia y la parte más conocida de Espinaredo, por su gran conjunto de hórreos.



     Y en el panel informativo vemos en resumen en color verde el recorrido de hoy desde Puente Miera a Espinaredo y en amarillo la que será la 5ª etapa, desde Espinaredo a Villamayor -otra variante del GR-105 original-.


     Y nos tomamos un café mientras reposamos de las fatigas de hoy y contentos por haber superado dificultades que no esperábamos en esta etapa, algo dura para senderismo y más montañera de lo que suponíamos. Espero que os haya gustado y como siempre
¡ un saludo, amigos !



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