jueves, 10 de noviembre de 2022

GR-109 Asturias Interior etapa 10 Entralgo-Beyo

 

     Así de espectacular está la luna llena de noviembre, madrugando para coger el primer tren de hoy, bueno, un bus que lo sustituye mientras duran las obras entre El Berrón y Laviana.


     Y ya en Laviana, desde la estación de FEVE atravieso toda la villa hasta La Chalana, para cruzar al otro lado del río Nalón y entrar en Entralgo, donde comienza la etapa 10 de este GR-109 Asturias Interior.



     Se deja enseguida el asfalto y comienza la subida, sin descanso, ganando altura sobre el valle de Villoria.


Laviana y Entralgo que está en sombra todavía.

Cuadra, tenada, tejas para retejar ...


Pista de zahorra que está hormigonada en los tramos de más pendiente.




     Se sigue ganando altura sobre el valle del Nalón, con la Pola Laviana soleada.


     Y se van empezando a ver la sierra de Peña Mayor, el Trigueiro, y más a la derecha la Xamoca.



Un gran roble 


     En otra revuelta del camino de nuevo tenemos a la vista el Trigueiro ...


   ... y en el valle, el guapo pueblo de El Condado; detrás La Xamoca.


     Primeras cimas de la sierra del Crespón, El Fueyu y La Escrita, por donde anduvimos hace un tiempo Rafa y yo.

Laviana, o Pola Llaviana.




     Después de la fuerte subida viene un tramo más descansado, bajando ligeramente hacia el pueblo de La Pumará.



Una guapa fuente, donde cojo agua y bebo con ayuda de un cazo de uso libre.


De Pumará a Campumayáu, un corto tramo por carretera, para seguir por ella un rato más.


     Van apareciendo los colosos de la sierra del Crespón, el Guanalón y el Cogollu los primeros.


     La foto no es buena, pero el raitán estaba tan confiado con sus trinos que me entretuve oyéndolo y cuando me puse a afinar la foto voló.


Vista atrás a La Pumará, con los gatinos al sol.


     Pasando el cruce de Grandiella enseguida se toma una pista a la derecha con fuerte desnivel; nos vamos acercando a la parte más montañosa, a las estribaciones de Peña Mea.


La sierra de Navaliego y de San Mamés, con Villoria en el fondo del valle.



En una peña al sol está posado un buitre leonado esperando el calor del día.



Valle de Villoria; y Laviana más allá, en el valle del Nalón.


     Sigue la dura cuesta, sin un momento de respiro; en el área de recreo será el momento de parar a descansar y comer algo, que llevo dos horas de subida sin parar.

Campa Felguera.



     Desde aquí sí tengo ya la vista completa de la Sierra del Crespón, desde el inicio por El Fueyu y La Escrita, pasando por el Guanalón, el Cogollu y acabando en el afilado Corbellosu, estos tres pirámides de gran presencia.



     A partir de la Campa Felguera la pista se convierte en senda que bordea dejando los farallones calizos a la derecha y sigue hacia la collada Doñango.

El tramo más montañero por senda.


Paredones calizos 


Cerca de la collada Doñango un cuervo grazna desde la distancia en su atalaya.




     Por la collada baja alguien de la zona por la que se sube a Peña Mea.



     Desde la collada miro el acceso primero por la campera y luego cruzando entre las hayas hacia donde ahora está saliendo el sol; es el acceso a Peña Mea por la vertiente Norte.

Al otro lado de la collada las peñas calizas.


     Al otro lado, la sierra de Pelúgano y el valle que seguirá el GR hacia la collada de Pelúgano. Asoman a lo lejos otras montañas conocidas.

A la izda aparece Peña Rueda y en el otro extremo la sierra del Aramo.

Buitre leonado.


     Bajando de la collada Doñango ya se ve la pista a seguir; quedará abajo la zona de la ermita y las cabañas de Les Campes.

Los farallones de Peña Mea.

Las hayas van perdiendo todas sus hojas.

Una yegua de raza asturcón, pequeña y corpulenta, con su estrella en la frente.


Paisaje que se deja atrás.


     En el cruce con la pista que sube de la ermita y continúa hacia Pelúgano; esta es una canal por donde arroya en invierno agua y nieve de las canales superiores de Peña Mea.


Fuente con teja como caño.

Un gran roble al lado del camino.

Cabañas bien cuidadas.




     Por la parte alta, después de la pendiente que la pista supera haciendo zig zags, un nutrido grupo de acebos con frutos. 



Collada Pelúgano, donde el paisaje se abre a las montañas alleranas.

El caos calizo de Peña Mea.


     A continuación de las cimas de Peña Mea y Peñas Negras más montañas viejas conocidas nuestras:  La Forcada, el Picu Cuchu, incluso al fondo se ve el Torres y el Valmartín y a su derecha el Toneo. Todo un mundo montañero.



Con el zoom, La Cabritera, las Peñas de Faro y la Portilla de Faro y la "redondez" de Peña Redonda.

Por aquí comienza la subida a Peña Mea desde esta vertiente allerana.



Otra vista de La Forcada y el Cuchu.

Avellanos y robles otoñales.

Peña Mea y Peñas Negras.

La Forcada.




     Bajando y bajando sin descanso a Pelúgano; enfrente tenemos las antenas sobre el Pico Renorios, por donde seguirá este GR-109 subiendo desde Beyo -también se ve escrito Bello-.



Por el Barriu cima de Pelúgano.



     Y cuando ya estoy llegando al barriu de baxo de Pelúgano oigo el pitido del tren por el valle; ya no llego a él, con lo que aflojo el paso porque de Pelúgano a Levinco aún me quedan un par de kilómetros por carretera y mis pies ya están lo suficientemente cansados.

Para la siguiente etapa, el Alto Renorios enfrente.


     Una cantera de áridos calizos me traen recuerdos muy presentes aún de mi pasado laboral: tolvas de arena 0/4, trito 6/20 y gravilla 16/32.



     Y por fin en Levinco; seis horas de ruta bien merecen un café reparador mientras espero el tren de Collanzo a Mieres. Luego enlazaré en Mieres con RENFE a Oviedo y allí otra vez en FEVE a El Berrón; una buena aventura esta de combinar ruta de montaña con transporte público sostenible como es el ferrocarril.


    Y nada más, amigos; sólo espero que os haya gustado esta etapa tanto como a mí, recorriendo paisajes que hacía unos cuantos años que no veía. Aquí queda el mapa del recorrido y un vídeo con las fotos del día.
¡ Un saludo, amigos !




No hay comentarios:

Publicar un comentario