viernes, 9 de diciembre de 2016

Laguna Chauchina (Fuentes del Narcea)


      Estamos en Monasterio de Hermo, concejo de Cangas de Narcea, el más extenso de Asturias. Pueblo de pocos habitantes, y menos en invierno. Hay 10 kilómetros a Gedrez (Xedré), el pueblo más cercano, y eso ya da idea de lo recóndito del lugar.


     Pasaremos unos días de descanso por aquí, y aprovecharemos para hacer unas rutas por el entorno del bosque del Occidente de Asturias, que conocemos menos en general que la zona Central y el Oriente asturiano.


     Desde Hermo subimos por carretera a unas antiguas explotaciones mineras, hoy ya cerradas. La capa carbonífera se explota al otro lado de la montaña, en el vecino concejo de Degaña, en mina de interior y a cielo abierto que pasa ahora por serios problemas.


     Hay que tener en cuenta, y respetar, que en todo el valle fincas y bosque son propiedad privada y no monte público comunal, municipal o del Principado. Esto ha sido conflictivo con la creación del Parque Natural de Fuentes de Narcea, y los vecinos/propietarios han ganado sucesivos pleitos entablados para mantener sus derechos. Y no tiene nada que ver con la amabilidad de las gentes y la bienvenida que podemos tener los visitantes del valle  de Monasterio de Hermo.


     Enseguida se llega a las Brañas del Narcea; en la década de los 80 estuvimos por aquí con una pareja de amigos, y dormimos en una de las cabañas. Había otro grupo de gente jóven que conocía bien las setas del entorno y con ellos compartimos aquella noche cena de setas y charla. Un buen recuerdo de hace más de 30 años.




     La braña -y el bosque- está en la umbría cara Norte, con una buena helada; optamos por irnos por la solana, en dirección a la Laguna Chauchina, siguiendo las amables indicaciones de Adela de  Casa Baltasar, donde nos alojamos.


     Seguimos la pista que sube al collado del Palo desde las brañas, donde daríamos vista a la  Vega y Laguna del Palo, en la vertiente leonesa de la Cordillera, de Caboalles de Arriba, Laciana.


     Después de cruzar un par de regueros y un tercero con más agua, se deja la pista que sigue subiendo al collado y se gira en dirección Norte vallina arriba.

Hacia atrás, el bosque de Hermo en sombras


     Hay gran cantidad de huellas, no muy claras, pero donde se ven bien es en el barro en algunas partes del camino; serán muchas las que veamos hoy de lobo, como nunca hasta ahora yendo de monte habíamos visto en tanta abundancia.


Los serbales, sin hojas, pero con sus frutos rojos bien llamativos

Excrementos de lobo, estos con abundantes restos de pelo


     Mirando hacia atrás, el pequeño valle por donde subimos y al fondo los montes que limitan con el concejo de Degaña.


     El paisaje es precioso, con matorral, bosquetes de abedul con ese color tan característico ya sin las hojas, y esa roca tan poco habitual por Asturias de conglomerados de cantos rodados -ésta sí es una zona típica de cuarcitas-.




     Seguimos con la suave subida del valle en dirección Norte; la hierba quemada por el frío y algo de hielo en los charcos; vamos al sol, pero no sobra nada de la ropa de abrigo, sobre todo cuando de vez en cuando sopla el aire.

Más huellas de lobo en la nieve


     Y cuando llegamos a  la parte alta del valle, en un llano está la Laguna Chauchina, en un extremo  ya colmatada ...


     ... pero en su otra parte con los meandros de salida a una parte con más agua retenida como laguna.



Un mojón de señalización, ahora tumbado en el suelo


Excrementos de lobo


     Nos asomamos al profundo valle que va a dar a Riomolín, otro recóndito lugar en la vertiente del valle de Leitariegos; enfrente la Peña Roguero.


     La braña Chauchina está al lado, en la ladera que viene de la Peña el Fraile; son dos cabañas bien cuidadas que parecen gemelas en su construcción.


Aprovechamos para descansar y comer dentro al abrigo del aire.


La laguna Chauchina y los Altos de Monteiro


     Y de vuelta por el mismo camino, que cambia viéndolo de frente al sol que se agradece para contrarrestar el aire frío y el viento.

Más huellas de lobo




     Una vez que te empiezas a fijar ya descubres las huellas por todas partes


     El precioso paisaje de los abedules sin hojas y el monte bajo, en esta zona alta con brezales y también zonas húmedas con turberas.

Otros excrementos, estos de buen tamaño

En la ladera, el contraste de brezales, abedules y serbales de los cazadores con sus frutos rojos


Y en la solana más abajo, un buen ejemplar de roble




Matas de acebo también con fruto rojo


     Y de regreso a las Brañas del Narcea, por paisajes distintos a lo habituales para nosotros, nos despedimos por hoy: espero que os haya gustado el recorrido y como siempre

¡ un saludo, amigos !



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