Estamos en Monasterio de Hermo, concejo de Cangas de Narcea, el más extenso de Asturias. Pueblo de pocos habitantes, y menos en invierno. Hay 10 kilómetros a Gedrez (Xedré), el pueblo más cercano, y eso ya da idea de lo recóndito del lugar.
Pasaremos unos días de descanso por aquí, y aprovecharemos para hacer unas rutas por el entorno del bosque del Occidente de Asturias, que conocemos menos en general que la zona Central y el Oriente asturiano.
Desde Hermo subimos por carretera a unas antiguas explotaciones mineras, hoy ya cerradas. La capa carbonífera se explota al otro lado de la montaña, en el vecino concejo de Degaña, en mina de interior y a cielo abierto que pasa ahora por serios problemas.
Hay que tener en cuenta, y respetar, que en todo el valle fincas y bosque son propiedad privada y no monte público comunal, municipal o del Principado. Esto ha sido conflictivo con la creación del Parque Natural de Fuentes de Narcea, y los vecinos/propietarios han ganado sucesivos pleitos entablados para mantener sus derechos. Y no tiene nada que ver con la amabilidad de las gentes y la bienvenida que podemos tener los visitantes del valle de Monasterio de Hermo.
Enseguida se llega a las Brañas del Narcea; en la década de los 80 estuvimos por aquí con una pareja de amigos, y dormimos en una de las cabañas. Había otro grupo de gente jóven que conocía bien las setas del entorno y con ellos compartimos aquella noche cena de setas y charla. Un buen recuerdo de hace más de 30 años.
La braña -y el bosque- está en la umbría cara Norte, con una buena helada; optamos por irnos por la solana, en dirección a la Laguna Chauchina, siguiendo las amables indicaciones de Adela de Casa Baltasar, donde nos alojamos.
Seguimos la pista que sube al collado del Palo desde las brañas, donde daríamos vista a la Vega y Laguna del Palo, en la vertiente leonesa de la Cordillera, de Caboalles de Arriba, Laciana.
Después de cruzar un par de regueros y un tercero con más agua, se deja la pista que sigue subiendo al collado y se gira en dirección Norte vallina arriba.
| Hacia atrás, el bosque de Hermo en sombras |
Hay gran cantidad de huellas, no muy claras, pero donde se ven bien es en el barro en algunas partes del camino; serán muchas las que veamos hoy de lobo, como nunca hasta ahora yendo de monte habíamos visto en tanta abundancia.
| Los serbales, sin hojas, pero con sus frutos rojos bien llamativos |
| Excrementos de lobo, estos con abundantes restos de pelo |
Mirando hacia atrás, el pequeño valle por donde subimos y al fondo los montes que limitan con el concejo de Degaña.
El paisaje es precioso, con matorral, bosquetes de abedul con ese color tan característico ya sin las hojas, y esa roca tan poco habitual por Asturias de conglomerados de cantos rodados -ésta sí es una zona típica de cuarcitas-.
Seguimos con la suave subida del valle en dirección Norte; la hierba quemada por el frío y algo de hielo en los charcos; vamos al sol, pero no sobra nada de la ropa de abrigo, sobre todo cuando de vez en cuando sopla el aire.
| Más huellas de lobo en la nieve |
Y cuando llegamos a la parte alta del valle, en un llano está la Laguna Chauchina, en un extremo ya colmatada ...
... pero en su otra parte con los meandros de salida a una parte con más agua retenida como laguna.
| Un mojón de señalización, ahora tumbado en el suelo |
| Excrementos de lobo |
Nos asomamos al profundo valle que va a dar a Riomolín, otro recóndito lugar en la vertiente del valle de Leitariegos; enfrente la Peña Roguero.
La braña Chauchina está al lado, en la ladera que viene de la Peña el Fraile; son dos cabañas bien cuidadas que parecen gemelas en su construcción.
Aprovechamos para descansar y comer dentro al abrigo del aire.
| La laguna Chauchina y los Altos de Monteiro |
Y de vuelta por el mismo camino, que cambia viéndolo de frente al sol que se agradece para contrarrestar el aire frío y el viento.
| Más huellas de lobo |
Una vez que te empiezas a fijar ya descubres las huellas por todas partes
El precioso paisaje de los abedules sin hojas y el monte bajo, en esta zona alta con brezales y también zonas húmedas con turberas.
| Otros excrementos, estos de buen tamaño |
| En la ladera, el contraste de brezales, abedules y serbales de los cazadores con sus frutos rojos |
| Y en la solana más abajo, un buen ejemplar de roble |
| Matas de acebo también con fruto rojo |
Y de regreso a las Brañas del Narcea, por paisajes distintos a lo habituales para nosotros, nos despedimos por hoy: espero que os haya gustado el recorrido y como siempre
¡ un saludo, amigos !
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