martes, 21 de septiembre de 2021

Refugio de Vega de Ario. Picos de Europa (Onís-Asturias)

 


     Es de noche al llegar al lago Enol y la luna llena se refleja en el agua. Hoy tengo la intención de acercarme hasta el refugio de Ario y tengo el plan abierto a ver qué puedo hacer por el Cornión.

     Tengo que esperar unos minutos a que empiece a haber claridad, y comienzo a caminar en dirección a la vega de Ario por un camino que recorrí muchas veces y por el que también hace unos años que no paso. Al fondo del lago Ercina se perfilan bajo unas nubes las cimas de Torre Santa de Enol y las cumbres de las Cebolledas a la derecha.

     Empezando el camino se ven mejor las cimas que van desde Torre Santa, pasando por el Requexón, los Poyones, la Canal Vaquera y el Cotalba, al mirador de Ordiales.


Una de las cabañas de la Veguina, junto al Ercina

     Una mirada atrás a la vega dormida, con las paredes del Mosquital y del Bricial, por donde aún se puede ver la luna llena ocultándose.


La última luna llena del verano

     Tanto por la vega como por aquí, al empezar las cuestas por el Beduyal, el terreno arcilloso está lleno de agua arroyando por la pradería; otra mirada más hacia atrás, para ver el mar de nubes en los valles de Parres y la sombra del Sueve en el horizonte.

     Al subir por la Cuenye les Bobies veo al fondo la zona del Jascal y más a lo lejos, bajo las nubes, la sombra del macizo central de los Picos. Son nubes altas, lo que me da esperanza de que no llueva.

Bajada hacia la majada de las Bobias



     Dejo atrás la majada; de una cabaña sale humo del fuego de leña que tiene encendido el pastor, al que saludo al pasar.

    Paro a coger agua en la fuente de las Bobias, donde un cartel pone: " ICONA, monte nº 98 año 1974".


Las gotas de la lluvia en la hierba

     El camino, señalizado como sendero del Parque PR-PNPE 04 pasa ahora por una de las partes que más nos gustan, un bosque de hayas entre la roca caliza y el verde de la hierba ...

   ... sigue por la ladera para bajar un poco y cruzar a la ladera de enfrente, y enfrentar la pendiente más dura del camino, la cuesta de Las Reblagas.

Cruzando el arroyo que sale del Llaguiellu

     Un cartel señala la dirección del sendero, ya que si se sigue bajando se llega a la majada de la Redondiella desviándose de la ruta a Los Lagos; no sería mayor problema si se conoce, ya que se llegaría a la majada de Belbín, a un paso del Ercina, pero con niebla y no conociendo estos terrenos ...

     Ya en la parte alta de Las Reblagas otra mirada atrás, con el Llaguiellu a la izquierda y el verde de las majadas de Las Bobias más alto sobre la majada de la Redondiella.

     Mirando hacia la izquierda por la zona de la Peña Ruana y el Jascal, veo nubes rozando sus cimas, y no me gustan mucho.


     Sigo hacia arriba, voy cómodo y bien de tiempo; llevo como una hora y media de camino y voy pasando por la zona del Llano los Jitos y de las Campizas.

     Cuando veo al fondo lo que debe ser el collado del Jito y a la derecha entre la niebla la línea del Jultayu empiezo a temer que el orbayu me acabe cogiendo.

Apresuro el paso para llegar a Ario

     Al llegar a la fuente a la derecha del camino un rebaño de vacas se mueve por la canal; ante lo inmediato de la niebla y el orbayu cubro la mochila y saco de ella el anorak para taparme. Pero poco después deja de ser orbayu y pasa a ser lluvia continuada. La suerte no me acompaña y tengo que dejar de hacer fotos.

     Y así, apurando el paso y pensando si no hubiera sido mejor haber revisado el pronóstico del tiempo, llego al collado del Jito, donde está la mesa de orientación que instaló el Grupo Vetusta allá por 1975 nombrando las cimas del Cornión y del Central. Mi padre, Paco Mármol, me comentó después que habíamos colaborado con el Vetusta en la instalación, invitados por gente como Julián Martín y Juan Llop, a los que recuerdo de aquellos años en los que ellos eran veteranos montañeros y yo un guaje de 15 años.


     Y le hago caso al indicador y sigo hacia el refugio de la vega de Ario, agachando la cabeza porque aquí el viento y la lluvia me vienen de cara.


     Alcanzo el refugio después de unos cuantos resbalones, con las gafas mojadas y empañadas bajo la capucha del anorak.

Refugio "Marqués de Villaviciosa de Asturias" en la vega de Ario


     Me cobijo primero a la puerta del refugio, donde saludo a los guardas que me invitan a pasar. Mojado como estoy dejo mochila y anorak colgados para que se escurran, y con las botas fuera escurriendo el agua paso al salón.

Entrada del refugio



     En la sala, con el permiso de los guardas y tomando un café, entro en calor y paso un buen rato. Miro por la ventana a ver si levantan las nubes pero hoy va a ser que no. Aquí se acerca ya el final de la temporada 2021, pues los guardas estarán hasta el 12 de octubre y luego queda cerrado en invierno

Vista por la ventana a la vega de Ario
     Cambio obligado de planes: pasaré aquí la mañana y me quedo a comer en el refugio. Llega otro montañero y con él y con los guardas estaremos de conversación animada hasta la hora de comer. 


     Por la tarde, después de comer, pido permiso al guarda del refugio para hacer unas fotos de recuerdo y me enseña las habitaciones; en mi recuerdo eran otras literas, pero fue hace ya muchos años. De nuevo agradezco la hospitalidad de los guardas del refugio; reconozco la dureza de su trabajo cuando hay mucha gente y con la dureza de los porteos para abastecer el refugio.(Como información, aquí se portea con burros y con mochila a la espalda.) 



     Y a las 14:30 retomo el camino de regreso; hasta el collado del Jito continúa la lluvia fuerte y no tengo ni visibilidad ni oportunidad para hacer ninguna foto. Sólo después de pasar por el Jito y bajando por las Abedulas que me protege algo la ladera, puedo sacar la cámara y hacer fotos ... de piedras y niebla.




     Me desvío algo del camino para ver la fuente y eso me hace ver lo fácil que es despistarse en un momento: para volver al sendero que quedó a mi derecha bajando tengo que dar un giro radical, porque la tendencia sería seguir bajando de frente ... y perder de vista la ruta y extraviarse.



     Un poco más a la derecha retomo la senda por donde la había dejado. Ya me puedo permitir quitar la capucha porque por aquí no llueve, sólo es la humedad de la niebla.


     Y por fin puedo ir viendo un poco el paisaje: desde aquí baja el camino al Llano los Jitos y girando a la izquierda bajará por Las Reblagas; más a la izquierda ya se ve la majada de Las Bobias. La línea de los montes abarca desde el pico Llucia sobre el Ercina al torreón del Cantón de Texéu. Detrás, las nubes que cubren los valles.


     Desde lo alto de Las Reblagas tengo una buena vista sobre la majada de la Redondiella, donde acaba de bajar un rebaño de ovejas; el sonido de sus esquilas llena el valle.



Majada de la Redondiella

Vista desde arriba del Llaguiellu


     De nuevo cruzo el arroyo que sale del Llaguiellu y subo hacia el bosque de hayas. Mirando en detalle el mapa, junto a la majada de las Bobias está el Jaedo del Oso, un nombre muy significativo. (Jaedo = hayedo en la fala del Oriente de Asturias).


     Justo al pasar por la fuente las Bobias comienza a subir la niebla ...



     Y la majada las Bobias coge este aspecto fantasmal cubierta por la niebla.


Un curioso encuentro entre el burro y la vaca


     Un poco más arriba, en medio de la niebla, encuentro un pequeño grupo de cabras; oigo más allá ladrar a un mastín, cosa que no me hace mucha gracia no vaya a ser que piense que estoy molestando a su rebaño.


     Hay más cabras diseminadas entre el matorral, y un poco más adelante veo un mastín, pero anda despistado, a lo suyo, y puedo pasar sin que le altere mi presencia.


     Sigo bajando por el jou del Beduyal y paso por el húmedo y embarrado sendero manteniendo el equilibrio a pesar del barrizal del camino.

Dando vista ya al lago Ercina

Rincones bajo el pico Llucia


Imágenes del Ercina

Rincón del Ercina hacia el Bricial


     Una vista hacia arriba, con las cumbres de la Torre Santa y las Torres de Cebolleda cubiertas de nubes, y asomando las cimas desde el Requexón hasta el Cotalba.  


     Y para llevar otra imagen más en la retina hago una última foto al Enol y su vega, con las nubes cubriendo el cielo y la niebla volviendo a entrar. 
     Hoy fue un día en el que, si bien hubo que cambiar los planes iniciales, también fue de disfrute de los sentidos y de volver con la mochila llena de nuevos y antiguos recuerdos. Espero que os haya gustado también y como siempre
¡ un saludo, amigos !






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