sábado, 10 de octubre de 2015

Cascadas y molinos de Oneta


     Retomamos Aurora y yo la actividad senderísta y vamos a conocer las cascadas de Oneta, en Villayón, en el valle del Navia.


     Es un recorrido bien señalizado y del que hay muchas referencias para poder hacerlo tranquilamente y con niños, aunque hay una parte que pide atención y algún cuidado.


     En Oneta hórreos y paneras tradicionales conviven con naves modernas y tractores.





     Se sale del pueblo por una pista entre prados de siega y sorprende que el recorrido va a ser inverso a la subida a un monte: se empieza bajando hasta la cota más baja y luego habrá que subir a la vuelta.


     Aquí la presa para el agua de un primer molino, que aprovecha el agua del río antes de las cascadas.


     El rio erosionó estos materiales cuarcíticos excavando este canal, que es el que va a formar la primera cascada.


     Después de descander por el borde de un prao y un bosque se tiene una primera vista de la cascada entre la vegetación.


     La cascada cae desde una altura de unos 20 metros en una zona de grandes bloques de piedras desprendidas de lo alto.




     En la zona llana se encuentra un molino que recogía el agua por un canal desde el pie de la cascada.





     Un canal llevaba el agua a los molinos de más abajo; caminamos por el canal viendo el río y la vegetación que cubre la ribera.


Pequeñas cascadas en una zona de gradas horizontales

Toma de agua del canal para el molino



     Un segundo molino conservado para poder recordar cómo era su funcionamiento y el uso que se hacía para moler harina de trigo o de maíz.



      Desde este molino hay una bajada bastante empinada, sin dificultad, pero que exige atención sobre todo si se va con niños, porque las piedras húmedas o el barro pueden provocar un resbalón


    Y se baja de nuevo al río, justo a una tranquila poza de aguas remansadas; subiendo por el borde del río se llega a la segunda cascada, por una zona de sendas y piedra estrecha y más resbaladiza que con el río con más caudal posiblemente no tenga buen paso (de nuevo precaución si vamos con niños pequeños).




     La humedad y la sombra del cauce estrecho hace lucir también la vegetación de la ribera, con abundancia de helechos de distintas variedades.


     Desde aquí retomamos el camino hacia arriba; no está claro si se puede continuar a la tercera cascada y como no está señalizado ni vemos senda factible damos la vuelta.

Un toque de color de ésta planta de corazoncillo entre tanto verde 


De nuevo en el molino de arriba

Una mirada más a la cascada


     Y subimos el pequeño desnivel de nuevo a la zona de prados, con esta antigua construcción completamente tapada por la hiedra, en la que sólo se reconoce la pizarra de parte del tejado.


    Enfrente el pueblo de La Linera por donde viene la carretera desde la capital del concejo, Villayón.

El pueblo de Oneta



     Y desde Oneta nos vamos a Villayón, donde cerraremos el recorrido de hoy.




     Vista de la zona de Oneta desde Villayón


     Y dado que es la hora, nada mejor, ya que estamos aquí y veníamos con esa intención, que reponer fuerzas con los productos de la zona ...


... como por ejemplo esta fabada de la que daré buena cuenta.



     Y nada, tras un breve paseo por Villayón para "bajar" un poco la comida, viendo alguna cosa curiosa como este veterano tractor ...



... o estos más antiguos aún arados y aperos de labranza.


     Nos despedimos así de esta guapa zona del Occidente de Asturias, esperando que os haya gustado tanto como a nosotros.
     Y como siempre

¡ un saludo, amigos !

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